LA VIRGEN DE LOS BOSQUES
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Con mi vocabulario terrescente,
monólogos de savia y garbancilla,
te conduce mi espíritu a la orilla
donde un hombre campal irgue la frente.
Soy ese cuerpo. Y arenariamente
mi sequedad colórase de arcilla.
Inútil es decir que mi rodilla
la combustión terraplanar no siente.
Yo soy un sagitario de la tierra.
Quítame este ropaje que me encierra
y al oprimir acúsame vacío.
Despójame y verás que tengo manchas
de equina podré en las costillas anchas,
y en el tremendo corazón un río.
Germán Pardo García