ÁNGELES ENTERRADORES
Vosotros, labradores, cuando muera
sepultadme en un surco. Soy semilla.
No lo olvidéis: del bulbo y la raicilla
soy la carnosidad que persevera.
Abonadme como a una sementera.
Os enseñé a abonar: humus de astilla
mezclado con estiércoles y arcilla.
Esos abonos para mí quisiera.
Volved de cuando en cuando a visitarme.
Venid, ángeles míos, a escarbarme.
Y al ventilar la greda removida,
habladle arrodillados con ternura,
pues si ha surgido vegetal criatura,
esa criatura entenderá la vida.
Germán Pardo García