ÁNGELES EN SUS SEPULCROS
Aquí Miguel, el que castrar sabía.
Y allá David, el carpintero anciano.
Y el infantil y servicial Graciano.
Y Adán, el silbador de la alquería.
Yo vengo a preguntarles, cual solía:
¿lloverá en cabañuelas?, porque el llano
resistirá si el fuego del verano
se extingue pronto por la serranía.
Y esos conocedores del misterio
de la lluvia, en el verde cementerio
dicen que sí, que el fuego ultrajador
se apagará. Lo dice el que sabía
castrar las reses, y el boscal vigía
y el que fue cual un perro cazador.
Germán Pardo García