LOS ÁNGELES DE VIDRIO
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Verdes montañas de la estirpe mía.
Pueblo de adobe donde yo nací.
Retablo de naranjas: ¿todavía
tus ángeles de vidrio están allí?
Cada uno de esos ángeles tenía
luceros en los ojos y les vi
volar al sol del levantino día,
una ala azul y la otra de rubí.
Arcángeles de vidrio, humilde gloria
de mi casta trigal y de la escoria
del pueblo oscuro en donde yo aprendí
que la vida es frutal y vive aliada
al pedazo de carne macerada
y al pan con aceitunas que comí.
Germán Pardo García