NOCTURNO DEL ÁRBOL AZUL
Ya es agua nada más, agua del Este;
del punto cardinal que en el estío
lava el color como si fuera un río
de aire lustral en la estación celeste.
Y danza libre de su forma agreste;
de su raíz, de su dorado frío;
danza en lo gris sobre el predial rocío,
suelta la azul y silbadora veste.
Alabanza a sus músicas ligeras;
al ruiseñor que le enseñó la danza
y a sus verdes y blondas cabelleras;
a la esbeltez de su florida lanza
y a la celeridad de sus maderas,
y alabanza a sus frondas, alabanza.
Germán Pardo García