FRUTAS AÉREAS
Este dátil dulcísimo y la blanda
solidez del ¡caco y la frambuesa,
son el deslumbramiento que a mi mesa
la aparición de los otoños manda.
¡Surtid, calideced entre la randa
de suave musgo hidratador, que pesa
menos que la escarola o su pavesa,
bajo el galpón que su cenit agranda.
Vosotros sois lo que a mi sed regula.
La frágil servidumbre y la delicia
que el citrón atmosférico acidula.
Y al beber vuestra sangre alimenticia,
de roja nieve os encontró mi gula
y de aire azucarado mi codicia.
Germán Pardo García