ESPERANZA
Nunca diré que el aire es enemigo,
ni el iris precordial de la paloma,
ni la mano que dice: dame y toma.
Y acepta un clavo cual si fuera trigo.
En todo girasol crece un testigo
de la tierra odorífera, y asoma
tras el lento roer de la carcoma
sobre el bulbo floral, húmedo abrigo.
Se puede estar al pie de una pantera
sin temer a su raza y a su pelo,
que un soplo del espíritu aligera.
Hay rescoldo en la cólera del hielo
y esperanza en el pie que nada espera,
sepultado en las cárceles del suelo.
Germán Pardo García