AUSENCIA
Sé que a las puertas de mi dura casa
por mí yo estuve preguntando un día.
¡Ausente!, respondieron. Y era mía
la voz que sufre, descorpora y pasa.
Mis señas escribí en la piel escasa
de la mano y clamé que volvería.
¡Mas, para qué insinuarme, si sabía
que soy ausencia y combustión sin brasa!
¡Ah del que verdes arcoiris junta
y su hospitalidad ruega y auxilio
para alondras que el aire descoyunta!
¡Ah de la codorniz casi utensilio,
y del que ausente de su ser pregunta
por su vida en su propio domicilio!
Germán Pardo García