AIRES DE SACRIFICIO
Aires, ¡Cómo me habéis sacrificado!
¡Qué lucha de mi alma con vosotros!
¡Cómo anhelé distribuirme en otros
continentes de clima sosegado!
Descansaba una noche ensimismado,
viendo encenderse los rojizos potros
del Centauro y sintiendo que nosotros,
mi corazón y yo, no hemos hallado
todavía las claves del Misterio.
De pronto en el profundo cementerio
de la noche, miré que al precipicio
de la Nada arrastrábame el espanto
¡Erais vosotros, aires del quebranto!
¡Tormentas de mi eterno sacrificio!
Germán Pardo García