HUMILDAD DE LAS COSAS
¡Qué miserables manos enemigas
tengo para tocar criaturas tiernas!
¡Cómo inducen a sombra de cavernas
al cálamo anular de las espigas!
Entretanto, al crecer, cósmicas vigas
del subsuelo apuntalan sus cisternas,
y oscura rotación de aguas alternas
abastece a las ásperas ortigas.
Todo un orbe de amor manifestándose,
y tangible y de tierra arrodillándose
con inocencia de rural persona,
para que mano ecuánime lo toque
y en sus sienes lacustres le coloque
la silvestre humildad de una corona.
Germán Pardo García