LA VOZ DEL HOMBRE EN LA NOCHE
A Antonio Cardona Jaramillo
Es la voz del hombre en la noche.
Algo que solo tiene semejanza
con la voz del hombre en la noche.
Como los sueños corpóreos clandestinamente recorre
desiguales distancias y despierta en sí misma:
en el seno de la voz del hombre en la noche.
Tiene la vigorosa identidad de los rostros análogos
y en su atmósfera ruidos acordes
que se van y regresan y se van otra vez y se mustian,
como la voz del hombre en la noche.
¡Si algo hubiera capaz de matarle su estrago!
¡Si pudiera evadirse de su idéntica asfixia!
¡Si fuera como la voz corporal de los hombres!
¡Pero sólo es igual a sí misma en el tiempo!
¡Siempre igual a la voz del hombre en la noche!
La voz de los que van a morir pudiera salvarse.
Clamar multiplicada desde silencios transitivos.
Pero la voz del hombre en la noche
no podrá liberarse de sus sordas querellas.
Es como las hojas que están en los bosques,
superpuestas,
pudriéndose exactas;
o la cal irredenta;
o la sal inocente;
o el golpe del bronce,
repitiéndose único y gris.
Y por último,
como la voz del hombre en la noche.
Algo semejante a sí mismo como los rostros análogos;
o a la voz que padece por todas las voces
y sólo se habla a sí misma
y responde
a su íntimo acento sin más esperanza
que oírse a sí misma y con sólo sus iris hablarse,
sin poder abolir sus discordias.
Germán Pardo García