TEMPESTAD
A Andrés Holguín
En la dulce magnolia cotidiana
y en el candor de su simplicidad,
han tocado mis dedos muchas veces
la tempestad.
En el agua de espíritus serenos
piedras en su limpia oscuridad,
he escuchado en las tardes más hermosas
la tempestad.
En el fresno que me abre sus maderas
como un hombre que brinda su bondad,
al ir a reclinarme he presentido
la tempestad.
En los ojos de todas las criaturas;
en toda pequeñez o inmensidad,
ha encontrado mi alma frente a frente
la tempestad.
Vendrá el silencio de absolutas formas;
descenderé a la múltiple unidad
y todavía escucharé en el polvo
la tempestad.
Germán Pardo García