MAR ENEMIGO
Avanza hacia las costas airado y enemigo.
La costa es acre y árida y en su nadir ondea
un lábaro de brumas, que al horizonte orea
las orfandades grises del malecón mendigo.
Coral nocturno y algas y perlas sin abrigo,
y líquenes y yodos envía la marea.
Sobre el acantilado no hay nada que no sea
zozobra y abandonos y espumas de castigo.
Sombras a la deriva por cielos asolados.
En las rocas agudas, alcatraces anclados
custodian, como arcángeles, las criptas del mar ciego.
Mar de constelaciones heridas, que batalla
contra la sangre sola y en cuya sima encalla
en cada noche un barco de cólera y de fuego.
Germán Pardo García