ÁRBOL HUMANO
Hablo de una presencia desolada.
De una raíz con su sabor de suelo.
De una hoja en sus ámbitos de cielo,
viva de azul, de claridad, de nada.
De un árbol corazón, vida encarnada
y ansiedad a los tránsitos del vuelo.
De un corazón alzado hacia el desvelo,
y agónico de sombra iluminada.
Hablo de una presencia desasida.
De una muerte en la luz y de una vida
plena de abismo y de estupor profundo.
De una fuerza en sus órbitas muriendo.
De un árbol corazón que está viviendo
de la entraña recóndita del mundo.
Germán Pardo García