PRESENCIA DE LA ALEGRÍA
Vuelvo a ceñir mis sienes desoladas
con el claro poder de la alegría.
Celestes gozos. ¡Mi sabiduría!
Y así quedan mis sienes coronadas.
Luz en la voz y luz en las miradas.
Gloria en la luz y en el amor del día.
Gloria en el alma y en la idolatría
profunda de las noches consteladas.
Lúcida lágrima. Trémulo asombro.
Mis glorias son las que humillado nombro
con ojos bajos y palabra pura.
Mis glorias son las del amor divino,
transubstanciado, como el pan y el vino,
en la desolación de mi ternura.
Germán Pardo García