EPIGRAMAS
I
A un amigo
Pregúntame un amigo
cómo se habrá de hoy más con las mujeres;
y yo a secas le digo
que, bien que en esto hay varios pareceres,
ninguno que llegare a conocellas,
podrá vivir con ellas, ni sin ellas.
II
A una de las que en Madrid llaman cojas
¿Por qué te llaman coja, Dorotea?
¿Quién hay que tu figura
inhiesta y firme al caminar no vea?
Pues ¿a qué tal censura?
¿Es porque suele tu virtud acaso
tropezar y caer a cada paso?
III
A la misma
Los malignos fisgones
que el apodo de coja te pusieron
son, Dorotea, bravos picarones.
Si acaso conocieron
que a tus ojos la luz del bien no llega,
¿no era mejor que te llamasen ciega?
IV
A un mal ahogado
Se quejan mis clientes
de que pierden sus pleitos, pero en vano.
¿A mí qué se me da, si siempre gano?
V
A otro que gritaba mucho
Ni me fundo en las leyes
que los sabios de Roma publicaron,
ni en las que nuestros reyes
para esplendor de su nación dejaron;
mas tengo en los pulmones
todo el vigor que falta a mis razones.
VI
A un predicador
Dijiste contra el peinado
mil cosas, enardecido,
contra las de ancho vestido
y las de estrecho calzado.
Por eso alguno ha notado
tu sermón de muy severo;
yo que no se engaña infiero
de que, olvidando tu oficio,
sola la virtud y el vicio
te dejaste en el tintero.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Obras Completas. Tomo I. Edición de José Miguel Caso González. Centro de Estudios del siglo XVIII e Ilustre Ayuntamiento de Gijón. 1984