SONETO TERCERO
A ENARDA
Bello trasunto del semblante amado,
que acá en mi corazón llevo esculpido,
¿cómo pudo el pincel, aunque regido
de diestra mano, haberte bosquejado?
¿Cómo en humana idea tal dechado
de perfección ser pudo concebido?
¿Por qué milagro en el marfil bruñido
respira y ve mi dueño idolatrado?
Del bello original la gracia, el brío,
el peregrino encanto, el gentil arte,
y hasta el alma, copiados en ti veo.
¡Gracias a su deidad y al amor mío!
Porque sólo pudieron inspirarte
belleza Enarda, y vida mi deseo.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Obras Completas. Tomo I. Edición de José Miguel Caso González. Centro de Estudios del siglo XVIII e Ilustre Ayuntamiento de Gijón. 1984