SERENATA DE CUBA, EN LA NOCHE QUE PRECEDE AL DÍA DE MI BELLA Y QUERIDA AMIGA LA EXCMA. SRA. DUQUESA DE LA TORRE, CONDESA DE SAN ANTONIO
FANTASÍA
POETA
¡Oh Antilla dichosa! ¿Qué mágicos sones,
qué luz inefable, qué extraña alegría,
del cielo destierran los negros crespones,
prestando a esta noche la pompa del día?
¿Por qué tan ufana, tan bella la luna
con faz refulgente comienza su giro,
y no hay leve sombra que cruce importuna
su trono esmaltado de plata y zafiro?
¿Por qué de su manto las perlas desprende,
salpica con ellas del campo las flores,
y envuelta en aromas la brisa desciende,
los aires hinchendo de dulces rumores?
¿Por qué los arroyos murmuran suaves,
sus diáfanas ondas cubriendo de espumas?
¿Por qué canto insólito preludian las aves,
de gozo rizando las nítidas plumas?
¿Por qué al tenue soplo de silfos traviesos,
las palmas suspiran, las cañas se mecen,
y allá entre el follaje de bosques espesos
circulan cocuyos, que estrellas parecen?
¿Por qué la mar tiende tranquila sus olas
con ecos que imitan cantar de sirenas,
y forma cambiantes de luz y aureolas,
bordando de nácar las limpias arenas?
De mar, cielo y tierra contemplo asombrada
los nuevos primores , la nueva armonía....
Respóndeme, ¡oh, Cuba!, ¿qué genio, qué hada
le presta a la noche la pompa del día?
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Esta caprichosa composición, como algunas otras de las del tercer cuaderno, inédito, fueron escritas en la Habana, donde permaneció la autora con su segundo esposo hasta la muerte de éste.