CUANDO EL ALMA Y EL CUERPO SE LLEVAN A MATAR
La alegría de mi alma
no debió gustar a mi cuerpo,
que empezó a dolerme
y tuve que interrumpir la miradas.
Así como otras veces
la alegría de mi cuerpo
(bailé, recité, canté, disfrutaron conmigo)
no debió parecerle bien a mi ánima,
ya que al volver a casa
me puse malísima
de tristeza.
Gloria Fuertes