A VECES ME SUCEDE
A veces me sucede que no me pasa nada,
ni sangre ni saliva se mueve en mis canutos;
la mente se me para y el beso se me enquista
y a siglos con pelusa me saben los minutos.
El río es un idiota, un terrible obediente,
el mar sigue llamándole como a can hechizado
el mal esclavo húmedo, se arrastra por los suelos;
—ya se me están quedando los pies fríos—.
¿Qué voz triste el trapero, que tiene por su saco?
El día se despeina, la Rufa está preñada,
la vaca de Pedrito me sigue haciendo señas,
a veces me sucede que no me pasa nada...
Gloria Fuertes