Carbón, si dar favor suele fortuna
a un fuerte corazón determinado;
¿quién como tú jamás fue tan osado
en cuanto rodea el sol y ve la luna?
¿Quién tuvo, di, jamás razón alguna
para quejarse, como tú, del hado,
viniendo así a perder, por desdichado,
una ocasión tan alta y oportuna?
Mas ¿qué digo perderte?, si acometiste
gozar del mayor bien que hay en el cielo,
que ya el acometer fue gran ventura.
Pero ¿cómo, Carbón, si te encendiste,
en medio de tu ardor quedaste un hielo?
¿Pudo más su beldad que tu locura?
Gutierre de Cetina