Mientra con gran terror por cada parte
de Roma ardían las moradas bellas,
mientra que con el humo a las estrellas
subía el clamor del gran pueblo de Marte,
alegre está Nerón, subido en parte
do viendo el fuego, oía las querellas,
mirando entre las llamas cuáles de ellas
eran mayores, do su furia harte.
Así del alma mía la que gobierna
mi vida, mira el fuego, escucha el llanto
y tiene el mayor mal por mayor juego;
y, a guisa de Nerón, se alegra tanto
cuanto más viendo en mí durar el fuego
piensa hacer su crueldad eterna.
Gutierre de Cetina