Si de Roma el ardor, si el de Sagunto,
de Troya, de Numancia y de Cartago,
si de Jerusalén el fiero estrago,
Belgrado, Rodas y Bizancio junto;
si puede a piedad moveros punto
cuanto ha habido de mal del Indo al Tago,
¿por qué del fuego que llorando apago
ni dolor, ni piedad en vos barrunto?
Pasó la pena de éstos, y en un hora
acabaron la vida y el tormento,
puestos del enemigo a sangre y fuego.
Vos dais pena inmortal al que os adora,
y así vuestra crueldad no llega a cuento
romano, turco, bárbaro ni griego.
Gutierre de Cetina