NOCTURNO MARINO
Cuando ya fue de noche,
como surgen estrellas
nos desnudamos.
Una ola era negra.
Otra ola era blanca.
Lejos la costa oscura
perfilaba su curva.
Y tú ibas blanca
y resplandeciente
y desnuda.
Tras la barca
pesada y lenta
venía un rumor.
Eran las voces
de la tierra.
Y aquellas voces nos seguían
en una adormecida canción.
—Dejadnos, dejadnos, dijimos.
Somos como meteoros
náufragos de otros cielos,
no más...
Gregorio Castañeda Aragón