LA CANCIÓN DEL MARINERO
Con la primera luz surgió la clara
canción de un marinero. Un fresco canto
que venía de lejos, de los montes
cubiertos de verdor.
Y soplaba tan recia la ancha ráfaga,
que inquietando la voz áspera y ruda
la hacían tornar a los nativos montes
como un pájaro loco.
Así tu alma salvaje, oh marinero
que fuiste labrador, torna a la tierra
húmeda y negra donde echaste el grano.
Y los ramajes fértiles, regados
con tu sangre, ahora sienten la frescura
de tu canto en la brisa mañanera.
Gregorio Castañeda Aragón