EL ÁRBOL DEL OLVIDO
I
En mis pagos hay un árbol,
que del olvido se llama,
al que van a despenarse,
vidalitay,
los moribundos del alma.
II
Para no pensar en vos,
bajo el árbol del olvido,
me acosté una nochecita,
vidalitay,
y me quedé bien dormido.
III
Al despertar de aquel sueño
pensaba en vos otra vez,
pues me olvidé de olvidarte,
vidalitay,
en cuantito me acosté.
Fernán Silva Valdés