CROQUIS PARA UN TANGO
En la cancha del baile
se varea el viento de los bandoneones:
viento música.
que peina las cabezas de los bailarines.
Se abrochan las parejas.
Cada pareja es una cosa aislada,
ente de dos piezas con un alma sola;
un ente de dos piezas machimbradas,
abrigadas, mutuamente
para que no les pase el frío de la luz.
Las virutas de la música
se desenrollan en el aire de la sala
como los lazos ganchos
y también como éstos se ciñen a los cuerpos.
De la derecha a la izquierda,.
hacia adelante y lentos van los bailarines,
rayando «medias lunas», «pasetes» y
«corridas»
y los ritmos compadres del tango milongón
corporizados en las piernas son música en acción
De pronto se aploman
en una actitud de echar raíces
el hombre y la mujer;
y parecen un árbol,
un árbol de dos troncos que se han juntado en uno:
los brazos son las ramas;
Los trapos coloreados de la bella son las flores
rocío de brillantes mencionan intemperies;
y para que sea más árbol este tango:
un sonoro taconeo
le hunde sus raíces malevas en la alfombra.
Fernán Silva Valdés