SALOMÉ
Baila sobre el marmóreo pavimento
y su forma impecable y peregrina
en una leve ondulación felina
puebla de aromas el dormido viento.
Florece de pasión su movimiento,
sonríe de placer su faz divina,
y su trágico espíritu ilumina
el fulgor de un relámpago sangriento.
Entorna las pupilas soñadoras,
su cabellera fúlgida desata;
y en la gloria inmortal de su belleza
ve al terminar sus danzas tentadoras
en una fuente de bruñida plata
del Bautista la cárdena cabeza.
Froylán Turcios