SEPULCRO DE JASÓN, EL ARGONAUTA. HABLA EN ÉL UN PEDAZO DE LA ENTENA DE SU NAVE, EN CUYA FIGURA SE SUPONE ESTÁ PROSOPOPEYA
Mi madre tuve en ásperas montañas,
Si inútil con la edad soy seco leño,
Mi sombra fue regalo a más de un sueño,
Supliendo al jornalero las cabañas.
Del viento desprecié sonoras sañas
Y al encogido Invierno cano ceño,
Hasta que a la segur villano dueño
Dio licencia de herirme las entrañas.
Al mar di remos, a la patria fría
De los granizos, vela; fui ligero
Tránsito a la soberbia y osadía.
¡Oh amigo caminante!, ¡oh pasajero!,
Dile blandas palabras este día
Al polvo de Jasón, mi marinero.
Francisco de Quevedo y Villegas