LA ÁGUILA, LA CORNEJA Y LA TORTUGA
A una tortuga una águila arrebata:
la ladrona se apura y desbarata
por hacerla pedazos,
ya que no con la garra, a picotazos.
Viéndola una corneja en tal faena,
la dice: «En vano tomas tanta pena:
¿No ves que es la tortuga, cuya casa
diente, cuerno, ni pico la traspasa,
y si siente que llaman a su puerta,
se finge la dormida, sorda o muerta?-
Pues, ¿qué he de hacer? -Remontarás tu
vuelo,
y en mirándote allá cerca del cielo
la dejaras caer sobre un peñasco,
y se hará una tortilla el duro casco.»
La águila, porque diestra lo ejecuta,
y la corneja astuta,
por autora de aquella maravilla,
juntamente comieron la tortilla.
¿Qué podrá resistirse a un poderoso
guiado de un consejo malicioso?
De estos tales se aparta el que es prudente;
y así, por escaparse de esta gente,
las descendientes de la tal tortuga
a cuevas ignoradas hacen fuga.
Félix María de Samaniego