EL SÁTIRO
¡Oh tú, más feble a seductor halago
Que tierno lino al revolar del viento,
Cuando mecido en la feraz llanura
Trémulo ondea!
Si allá te oprime en sus nerviosos brazos,
Su negra boca a tu semblante uniendo
De rojas moras con fealdad teñida,
Sátiro inmundo;
No mas te acuerdes de mi amor primero,
Ni el labio mío con su blando bozo
El pecho halague que punzaron antes
Ásperas cerdas.
Al pie del sauce, en tu apacible baño,
Yo vi estampada la redonda huella
Del torpe amante, y del brutal retozo
Turbias las aguas.
Anda pues, falsa, y su enastada frente
Ciñe en el bosque con lasciva yedra;
Mientras, oculto con mi fiel zagala,
Plácido río.
Francisco Martínez de la Rosa