ANACREÓNTICA
Bebamos, muchachas;
Ninguna descanse,
Y el vaso precioso
Su giro no pare:
Los ojos se anublen,
Los pechos se abrasen,
Los pies se entorpezcan,
Las lenguas se aten.
Que rabien las tías,
Que riñan las madres,
Que llueva, que truene,
Que nieve, que escarche,
Que rujan los vientos,
Que bramen los mares;
Más vino y más vino,
Más baile y más baile.
Francisco Martínez de la Rosa