SONETO A HÆNDEL
Líbrame de este sueño de agonía
con el sagrado trueno de tu canto,
desata sobre mi tu viento santo,
hiéreme con tu rayo de armonía.
Lávame dulcemente, noche y día,
con la lluvia serena de tu llanto
hasta que el alma que ha sufrido tanto
quede limpia del polvo que tenía.
Para que cuando cesen tus rigores
y del ciclón de pájaros y flores
sólo quede el recuerdo en mi emoción,
el alma sin angustia y sin anhelo
sea más digna de mirar al cielo
y de oír su palabra de perdón.
Francisco Luis Bernárdez