SONETO XLIV
Apenas fui de mi niñez salido,
Que amor se apoderó del alma mía,
En cuya grave injusta tiranía
Las horas de mi bien pocas han sido.
Fortuna contra mí siempre ha movido
Sus fuerzas, mas amor me defendía;
Hasta que desdén justo abrió la vía,
Por donde he la mitad de mi perdido.
Amor, fortuna, que tenéis la gloria
Repartida entre vos de este cuitado
Despojo sin valor, o fuerza alguna;
Baste solo un Señor a tan cansado
Y débil siervo; alcance uno victoria,
¡Y ay si haberla pudiese la fortuna!
Francisco de Figueroa