SONETOS DE LA ROSA ENAMORADA DE SÍ MISMA
IV
Nacida ayer, la rosa escurridiza
en su reino del aire, los rosales,
en ráfagas redondas, en raudales
de relámpagos rosas se desliza.
Muerta de risa que acaricia y riza
y enreda su corola de espirales,
ahogada en laberintos de corales
la rosa no se muere: se eterniza.
Rosa, rencor en flor de carne viva
que perpetúa el color, de estirpe roja,
del sortilegio alado de su historia;
rosa más alta que la vida, altiva
rosa que cuando, rota, se deshoja,
se hace de nuevo rosa en la memoria.
Fernando del Paso