DOS ADIVINANZAS
Para Carmen Balcells
I
Un silencio y pálido lamento
que cuando bebe el aire se agiganta.
Sin piernas danza y sin palabras canta,
Espejo de sí mismo y alimento.
Oro voraz y diáfano es su aliento.
su vida, sueño que la luz canta,
y su infinita languidez es tanta
que pesa menos que el color del viento.
Amante, a más, de insólita avaricia,
mago del artificio y de la espuma
y señor de los humos y del juego,
Lo que relame y mira y acaricia
Transforma en polvo y ceniza y bruma,
Aun siendo manco y deslenguado y ciego:
el fuego.
II
Lluvia de flores limpias y sedientas,
algo tiene de plata y rito alado,
algo del estertor alambicado
de blandas mariposas macientas.
Algo, también, de amar la vida a tientas.
algo de anochecer inmaculado,
de albeante alba y de fulgor callado,
de ángeles muertos y de niñas lentas.
Esquiva, deleznable y traicionera,
y novia predilecta del invierno,
por ser tan bella, atolondrada y leve
esta fugaz criatura mereciera
que fuera menos cruel su helado infierno,
su amor más dulce, su rencor más breve:
la nieve.
Fernando del Paso