XXXIX
Oh Mamá, Madre Mía, Mariana Mar-Madrina
Oh Mamá, Madre Mía, Mariana Mar-Madrina,
Madre mía Azulmarina:
por favor toma mis excrecencias lingüísticas,
y mis exuberancias prosopopéyicas,
tómalas, bébelas,
y envuélvelas de nuevo y de viejo en esos tus suntuosos,
untuosos líquidos propiciatorios,
y consérvalos en papel crepé
qué digo toda la vida:
consérvalos toda la muerte,
en el tugurio más ventilado de tu vientre
envueltos, sí, como un regalo
para tu niño consentido y sinsentido,
y con un moño rojo
tejido con tus esclerosados listones coronarios,
Madre Pura, Madrépora Madre mía,
diáspora de mis días, noche de mis cantares.
Madre: fui tu jonás por nueve meses,
por nueve veces treinta
sufrí, nadé en mi espera,
dentro de la oscura pera
de tu matriz, perita en dulce,
que al correr, volar de los días
se volvió una calabaza de Halloween
iluminada por mi vela-verga en vela.
Allí, mi primera eyaculación prenatal
te tapizó de nebulosas y faroles,
de escupitajos siderales,
de espermáticas y lácteas aerovías
que titilaban
en la velada diuturnidad de tu cianósfera.
¡Oh Madre-Mar-Marina, madre mía Merítima!
Fernando del Paso