SONETO XXIV
DE FERNANDO DE SORIA AL AUTOR
No puedo desatar de este cuidado
un punto mi engañado pensamiento,
que está, cual Ixión en su tormento,
a la cadena y dura rueda atado.
En balde del camino comenzado
apartarlo con fuerza o maña intento,
si de mi sangre y mal está sediento
el tirano de Amor fiero y airado.
Medrano, ¿qué haré? Romper los lazos
no puede fuerza flaca y ya rendida,
ni vencer tanto monte de embarazos.
Mostradme vos de afuera la salida,
sin remitirla a mi rigor ni brazos;
que si es así no la hallaré en mi vida.
Francisco de Medrano