SONETO XXI
¡Oh tú, que al sol tan desdeñosa miras,
y de verte más bella que él te engríes!
¿Por qué en mi dolor triste alegre ríes
después que las osadas flechas tiras?
Reserva esas en risa envueltas iras
para cuando más cuerda te desvíes
de ese que porque de él tu pecho fíes
colora con lisonjas sus mentiras.
Cambia, Amarili, cambia pensamiento,
da luz a la razón; que es grave daño
haberte a error o deslealtad rendido.
Mas ¡oh cómo eres ciego, Amor! al viento
das y a la ingratitud un bien tamaño,
debiéndolo a los años que he servido.
Francisco de Medrano