SONETO I
A FERNANDO DE SORIA GALVARRO
Sé que allá corre el mundo asaz ligero
donde, fatal ministro de su muerte,
pródigamente ponzoñoso vierte
más de dulzura el verso lisonjero;
bien como a instante pues, que sin entero
seso, el remedio de su mal no advierte,
beba lo falso y a beber acierte,
yendo engañado al bien lo verdadero.
Sólo aquel toco el punto que prudente
con lo dulce templó lo provechoso,
y ¿a quién fue Apolo, a quién fue así
clemente?
Yo, Soriano, lo intento, codicioso
del pro común; tú apruebas que lo intente;
suceso de los cielos venturoso.
Francisco de Medrano