LIBROS
En ellos aprendemos ciertas cosas
y nuestra vida es suya en cierto modo.
Los vemos ordenados, pacientes, anhelantes.
Qué raro.
Si pensamos un poco
resultan como extraños —y tan serios—
en nuestra intimidad, pero ya establecidos
saludo y conversación, ¿cómo evitar su influjo,
la magia de su trato agradecido?
Son a ratos corteses y a veces nos hirieron;
oculta en sus penumbras vive una luz dorada.
Acabarán quizás en profusos catálogos
de libreros de viejo, sin saber en qué manos,
como antiguas amantes, hallarán su destino.
Morirán con nosotros, velándonos secretos.
Son páginas los sueños de un libro misterioso.
Felipe Benítez Reyes