LA BALA DE PLATA
Es la última. Las demás las he ido regalando
a tipos como yo. Una leyenda
he mandado grabar a su través:
«Soy dueña de una vida».
Mis familiares piensan que es sólo un amuleto.
Algún día, esa cosa minúscula
sabría acabar con todo. Y es curioso
que algo tan insignificante
me pueda trasladar a los infiernos.
Felipe Benítez Reyes