SONETO X
Alma Venus gentil, que al tierno arquero
hijo puedes llamar, y el niño amado
madre puede llamarte, encadenado
al cuello alabastrino el brazo fiero:
yo, tu siervo Damón, pobre cabrero,
más no pudiendo dar de mi ganado,
a tus aras y altar santo y sagrado
ofrezco el corazón de este cordero;
en memoria del cual, benigna diosa,
por el Amor te pido, y juntamente
pedirte quiero Amor, por Venus tuya,
que el pecho helado y frío de mi hermosa
pastora enciendas todo en llama ardiente
tal que su curso enfrene y no más huya.
Francisco de Aldana