RETRATO
Es pálida; el negro traje,
Orlado de blanco encaje,
Aumenta su palidez;
Guarda en su negra pupila,
Profundamente tranquila,
La tristeza y la altivez;
Peina el cabello castaño
De un modo arcaico y extraño
A los usos de esta edad,
Que le da al rostro impasible
Una mezcla indefinible
De tristeza y majestad.
He pensado muchas veces,
Venciendo sus esquiveces,
Hasta su alma llegar,
Y saber qué es lo que quiere,
Si por un amor se muere
O si ya no puede amar.
Pero temí el desencanto
De no hallar amor y llanto
Sino sólo pose y chic,
Y me reí de mi empeño
De dar el alma que sueño,
A ese cuadro de Van Dyck.
1895
Francisco A. de Icaza