VESPERAL
El pastor su rebaño en el redil encierra
y del prado brumoso viene una voz lejana:
es aguda en la esquila y grave en la campana...
Una niebla de ensueño se extiende por la tierra...
El cobre del ocaso se funde en rojo brillo,
y luego es amaranto, es pálido violeta,
es sombra y es silencio. Ya sólo canta el grillo.
Húndete, corazón, en esta paz completa.
Francisco A. de Icaza