TE VAS
Ya lo sabemos. No nos digas nada.
Lo sabemos: ahórrate la pena
de contarnos sonriendo lo que sufres
desde que estás enferma.
¡Ah, te vas sin remedio,
te vas, y sin embargo, no te quejas:
jamás te hemos oído una palabra
que no fuera serena,
serena como tú, como el cariño
de hermanita mayor con que nos besas,
de hermanita mayor que por nosotros
se olvidó de ser novia!
No te quejas,
no quieres afligirnos, pero lloras
cuando nadie te mira, y tu tristeza
silenciosa no tiene una amargura
¿Por qué serás tan buena?
Evaristo Carriego