LA MUCHACHA QUE SIEMPRE ANDA TRISTE
Así anda la pobre, desde la fecha
en que, tan bruscamente, como es sabido,
aquel mozo que fuera su prometido
la abandonó con toda la ropa hecha.
Si bien muchos lo achacan a una locura
del novio, que oponía sobrados peros
todavía se ignoran los verdaderos
motivos admisibles de la ruptura.
Sin embargo, en los chismes, casi obligados,
de los pocos momentos desocupados,
una de las que cosen en el taller
dice y esto lo afirma la propia abuela,
que desde que ella estuvo con la viruela,
él, ni una vez siquiera, la ha vuelto a ver.
Evaristo Carriego