UNA PLEGARIA POR LAS MUJERES SOLTERAS
Ángel
de los pisos de soltero,
ángel de las solteras
que duermen varias noches en un piso de soltero,
lo sabías?
Antes del amor el hombre
se entrena golpeando.
Su hogar lo construye con el ruido:
tan firmes las paredes
tan familiares tan firmes las paredes,
los cimientos de su casa los ha hundido daño a daño.
Ángel del sexo con los inquilinos de pisos de soltero,
ángel del no querer oír de las solteras,
lo sabías?
Después del amor
el hombre se incorpora para escoger un disco
y suena una canción y susurra me gusta esta canción:
para entonces está otra vez dentro de ella.
Luego habla de su hogar en otra parte
y de quienes viven en él —sin él, en ese hogar más suyo: enseña fotos—
y la mujer lo abraza y él susurra me gusta estar contigo.
Y la mujer oye.
Ángel del suelo sin barrer
de los pisos de soltero,
ángel de las solteras
que pasean desnudas por los pisos de soltero,
lo sabías?
Antes del amor la mujer predijo su futuro. Junto a él,
en su sofa, ella se fijó en sus libros. Debe de ser bueno
un hombre que lee así. (Pero también antes del amor
los amigos del hombre predijeron su futuro). Debe de ser bueno
un piso en el que distingues donde pisaste la otra noche
y donde pisó la otra la anterior.
Ángel del frigorífico vacío
de los pisos de soltero,
de las solteras que se conforman y desayunarán solas, más tarde,
tu lo sabías?
Después del amor la mujer se ducha mientras
el hombre fuma en el pequeño salón de su piso
de soltero. Se despiden,
dos amigos: ella viste la ropa de la noche
anterior, él se avergüenza.
Pero tú
ya lo sabías.
Elena Medel