EL ALMA Y EL TIEMPO
Hay días en que el tiempo acude manso
y al lado de la luz duerme tranquilo.
Entonces yo jamás lo despabilo
y escúrrome y acecho su descanso.
Su apacible dormir es un remanso
de donde apenas fluye sólo un hilo.
Póngome entonces a mirar el filo
de cada cosa en él; nunca me canso.
Sueña a veces. No sé qué dice a solas
y sonríe de sí como a hurtadillas
de sí mismo en la sima de su aliento.
Entonces yo me voy donde las olas
susurran y escudriño en sus hablillas
por qué oscura razón está contento.
Eliseo Diego