LA ANCIANA EN LA ESCALERA
Por el pozo desierto, gris y grave,
con qué trabajo colmas la escalera
de tablas balbucientes, podridas con el daño
inmemorial de los suburbios. Traes
contra tu corazón la bolsa gorda, y tocas
y ya no puedes más. Es una puerta
donde dibuja el tiempo una región vacía
que rehúye la luz. Y te abre un niño
que rápido te abraza, que se estrecha
callado contra ti, como quisiéramos
tocar a la esperanza. Entonces brinca
el muñeco anhelante, atravesando
el vaho de las comidas, y amanece
junto al abismo el sol terrible
que llamas la felicidad.
Eliseo Diego